El anterior recolector de basura, Dálcio de Souza, de 35 años de edad, y su esposa Patrícia, de 27, son Gerentes de Forever y trabajan aproximadamente cuatro horas diarias. Ellos pueden contar más de 120 Distribuidores en su organización esparcida en los estados de Río de Janeiro, Minas Gerais, Paraná, y Sáo Paulo, y aún en Chile y Angola. Ellos recomiendan que para tener éxito, nunca abandone sus sueños, estudie, lea y trabaje con sus líneas — las de ellos tienen 10 Distribuidores directos. “Yo necesito apoyar a mis Distribuidores así como mis Gerentes me apoyaron a mí. Mi éxito es un resultado del éxito de ellos”, así les enseña Dálcio a sus Distribuidores, con el corazón y con lagrimas en sus ojos.
Hasta hace algún tiempo, yo no tenía dinero ni para comprarles a mis niños las galletas que siempre me pedían. Hoy día me siento con Douglas, de 7 años de edad, y David, de 3, a jugar con los carros de juguete que les regalamos en la Navidad. Y yo, que antes ni podía pagar por el pasaje para el bus, ahora tengo mi propio carro. Todo lo que necesitamos hacer es ir tras nuestros sueños y no darnos por vencidos.
Hasta abril de 2006, Patricia, mi esposa y compañera de 15 años, y yo, no teníamos nada. Algunas veces ni siquiera podíamos comprar el gas de la estufa para hacerles la comida a los niños. Me ganaba la vida recogiendo basura y empujando mi pesada carreta por las calles de Complexo da Maré, en Río de Janeiro. Mi esposa a veces venía a ayudarme. La carreta era tan pesada que era difícil para mí dormir por la noche ya que el cuerpo me dolía tanto.
Un domingo en particular, el 11 de abril del año pasado, lo recuerdo como si fuera hoy, un vecino nos vio pasar y empezó a bromear diciendo, ‘Dálcio, ¿no te gustaría trabajar para una compañía Multi-Nacional?’ Le dije que sí inmediatamente, pero él no me contestó. El había comenzado recientemente el negocio y apenas estaba conociendo la compañía. Al día siguiente, los dos nos dirigíamos a la sede de Forever en Botafogo. En el camino le pregunté a mi amigo por qué creía en mí y él me respondió, ‘Bueno, Dálcio, tú y tu esposa son trabajadores. Todos los días recogen basura y empujan esa carreta pesada por las calles. Merecen una oportunidad’.
Lo que él dijo me dejó pensando y sentí que no podía perder esta oportunidad. Siempre he sido un soñador y nunca he abandonado mis sueños. Créanme, he tenido grandes desilusiones. Antes de ganarme la vida trabajando en lo que nadie más quería hacer, me mudé de Río al Estado de Tocantins (al norte de Brasil) para trabajar en una mina de turmalinas. Invertí todo lo que tenía. Sin embargo, casi perdí la vida en un accidente automovilístico yendo a mi primer día de trabajo. Todo mi cuerpo estaba quemado. Los doctores decían que no se podía hacer nada. El gran sueño de las gemas terminó en ese momento, el momento en que el eje de la dirección del carro se partía a 90 km/hora.
Pero mis sueños no habían sido destrozados. Ahora mi nuevo sueño era sobrevivir. Con el tiempo, me recuperé, regresé a Río y empecé a recoger basura como la única manera de alcanzar mi próximo sueño. Esto fue hasta ese lunes en abril cuando pedí dinero prestado para el bus y fui con Patrícia a Botafogo. Llegamos a la casa creyendo que el trabajo sería algo así como sirviente o vigilante… Confieso que no entendía muy bien lo que estaba pasando ni cómo funcionaba todo.
A pesar de esto, tres cosas estaban bien claras. Incluso un tipo tímido como yo se daba cuenta de que aquí todo el mundo se llevaba bien y a todos se les trataba igual. Yo siempre había sentido dudas de acercarme mucho a la gente, pero en Forever me sentía a gusto. También me di cuenta de que los productos eran de óptima calidad, ya que todos hablaban bien de ellos.
“Tenía en mis manos la oportunidad de una vida Estaba tocando mi puerta…
¿La tercera certeza? Tenía en mis manos la oportunidad de una vida. ¡Este era el sueño que había estado esperando!
Este sueño tocaba mi puerta. No podía ser un recolector de basura toda mi vida. Si no lo intentaba, nada iba a cambiar en mi vida.
Pero necesitaba R$ 800 para comprar dos créditos. ¿A quién le podría pedir dinero prestado? Mi primer amigo dijo que no, el segundo me dijo lo mismo y el tercero me preguntó cuándo le pagaría. Fui honesto: ‘No tengo idea, pero te garantizo que te devolveré hasta el último centavo’. Al día siguiente, martes, nos hicimos Distribuidores de Forever. Entonces, gracias al apoyo de los Gerentes Joseli Silva, Juarez de Jesus Roberto y Robson de Campos, quien me tomó bajo sus alas, en solo 15 días pagué los R$ 800 que había prestado y pude ahorrar otros R$ 300 para mi familia.
Mis amigos empezaron a notar los resultados de usar los productos, tanto en mí como en mi esposa y ellos también los querían probar. Mientras tanto, yo hacía todo lo posible por asistir a todas las reuniones y discursos… Necesitaba aprender lo más que me fuera posible. Si no tenía dinero para el transporte, lo pedía prestado. Si no era suficiente para todo el camino, entonces caminaba el resto. Lo que realmente me importaba era no dejar pasar esta oportunidad. Después de todo, siendo que habían pasado más de 20 años desde la última vez que había estado en un salón de clases, a menudo digo que Forever igualmente nos remunera con una educación secundaria.
Forever cambió mi mundo. Mi mundo solía ser el mundo de la basura. Ya no es así. En solo tres meses me hice Supervisor y el pasado septiembre logré el nivel de Gerente. Mis ganancias mensuales promedio son de R$ 4,000 y mi cheque de bonificación de diciembre fue de R$ 2,386. Ya no sufro de dolores en el cuerpo y pude hacer un viaje para visitar a mi padre en Goiás después de tres años sin verlo. Además de eso, viajamos en avión por primera vez en nuestras vidas. Ahora tengo un carro en mi garaje y siempre hay gas en la estufa y galletas en la jarra. Y mis hijos siempre me dicen, ‘¡Papá, danos el dulce de Forever!’.
Este era el sueño que había estado esperando.